El
silencio aprieta los hombros
con la
garra de una pena.
Los
hombres y mujeres
detienen
su tiempo.
La
alegría huye
hacia
las afueras del pueblo.
La plaza
se colma de silencio
y la
iglesia, de lamentos.
Las
ventanas del centro están ciegas,
los
perros aúllan
y los
niños dejan sus juegos
cuando
las nubes se devoran al sol.
Una sola
bala, como una avispa,
anidó en
el corazón de un hijo.
Con una hebra roja bordó la muerte.
Marta Alicia Pereyra Buffaz
Morteros, 09-06-19
2 comentarios:
Triste resolución a un conflicto
que sólo trae dolor y deseos de justicia
o venganza,
Besos, Marta
Gracias, Myriam, por tu visita y comentario.
Yo soy tan pacifista que me sacudió de dolor escribir sobre este tema, pero pude hacerlo.
La realidad es que la violencia y la venganza generan la muerte. No aprendemos a resolver los conflictos sin la muerte.
Besos, querida Myriam.
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