Estaba la Luna rodando por el horizonte, aburrida de morderle la cola al Tiempo. Había perdido las ganas de subir al Cielo y todos los astros estaban desorientados y se quejaban a la Noche.
Entonces, el Lucero tomó la iniciativa y se puso a llamarla con sus guiños para que fuera a jugar a las escondidas con las nubes que vagaban sin rumbo fijo y las ramas de las acacias que se mecían para matar su ansiedad.
La Luna se hizo la distraída porque se había echado sobre una laguna y se lavaba la cara redonda.
Mientras la Noche estaba muy ocupada organizándose, un papá llegó de su trabajo, entró en su casa, saludó a su esposa y besó a su hija.
La niña le preguntó:
–Papá, ¿qué me regalarás para mi cumpleaños?
–Te regalaré la Luna, pequeña mía.
–¡Paaa! ¿Qué puedo hacer yo con la Luna?
–Puedes hacerte un collar de sueños y una pulsera de ilusiones.
–¡Papá! ¿Para qué me servirán?
–Hija, en la vida hay que tener un sueño y atesorar las ilusiones.
La Luna, que tiene buen oído, se secó su cara de plata con la brisa de la Noche y se puso seria. Se dio cuenta de que tenía que subir muy arriba en el cielo para que no la pudieran atrapar y entregarla a ningún niño.
Desde ese día, dejó a un lado sus caprichos y, cuando la Noche la llama, obedece enseguida y se sube lo más rápido que puede al firmamento.
Ahora sabe que ella está hecha de sueños e ilusiones y que debe estar allá arriba para alumbrarlos a todos.
El microrrelato es una construcción literaria narrativa distinta de la novela o el cuento. Es la denominación más usada para un conjunto de obras diversas cuya principal característica es la brevedad de su contenido. El microrrelato también es llamado microcuento, minificción, microficción, cuento brevísimo, minicuento, etcétera. Es una narración sumamente breve (no suele tener más de una página impresa), de carácter ficcional, en la que personajes y desarrollo accional están narrados de una manera económica en sus medios expresivos y muy a menudo sugerida y elíptica.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 10-04-09
10 comentarios:
Dijiste luna y vine corriendo.
Jolines que placer descubrirte.
Creo que me quedaré por aquí.
Un besito niña, y encantada de conocerte.
Qué bonito relato libélula, me a encantado leerlo, tienes tanta ternura cuando escribes, felicitaciones.
Besos
Libélula, pasa a retirar tu premio por mi blog.
Besos
Delicioso cuento. Ay, la luna representa todos nuestros sueños, desde luego, sobre todo aquellos irrealizables... Un abrazo muy fuerte, alicia.
Precioso juego de palabras empapadas de ternura y belleza.
Nuevos saludos conversos.
Me encantó, excelente blog.
Que bonito!!!!!
Te diré que en las noches cálidas de verano mirando el cielo les he regalado a las nietas todas las brillantes esrellas, dandoles los nombres que ellas quieren....total ya crecerán y lo sabrán!!!!!!
Cariños
Un millón de gracias, amigas y amigos, por sus visitas y comentarios.
Un abrazo abarcativo.
Me gusta mucho esta historia. Podría ilustrar un libro de cuentos infantiles. La luna finalmente obedece por su propia seguridad. ¿Pero quién no obedece sino por conveniencia? Esta luna podría representar a cualquier persona que tiene un deber que cumplir.
Saludos.
Gracias, Martín, por tu comentario tan generoso.
Me gusta tu interpretación.
Sabrás que le escribí muchos textos a la Luna porque me apasiona. Ya no le escribo más porque sería una exageración hacerlo.
Saludos cordiales.
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