El viento había soplado su mal aliento durante todo el día y se quedó sin aire para refrescar el ocaso de fuego.
La noche cayó enferma, con fiebre y, sin fuerzas, aplastó al pueblo cansado de ser chico y lo envolvió en sus tinieblas de sinrazones.
Un hombre que regresaba del trabajo en su bicicleta, quiso escaparse de la amenazante oscuridad y pedaleó hasta los suburbios con las garras de la noche a sus espaldas. Por el apuro, tropezó en los dientes de un bache y cayó en la boca del lobo que se lo tragó entero…
Dicen que el ciclista pudo escaparse de esas fauces y, a veces, se lo suele ver dando un empujón a las nubes y remontando la luna con el piolín de sus sueños.
Otros comentan que se perdió en una primavera de estrellas y hace equilibrio en los cuernos de la luna.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 19-03-09
5 comentarios:
siempre me aconsejaron que le pusiera luz a la bici para que me vieran los autos y para iluminar el camino, sino mirá lo que pasa.
Besos Luis Guindo5555
¡Qué hermoso comentario, Luis! jaja
El ciclista está en primavera de estrellas, y es feliz retozando con ellas, nosotras haremos casi lo mismo... pero en ésta estación tan bonita, y llena de hojas juguetonas tan colorida como la que disfrute con tu relato.
Besitos
Tal como describes la noche el ciclista pudo convertirse en cualquier cosa, incluso en equilibrista. Saludos.
Gracias, Rosarito y Manly, por sus visitas y palabras generosas.
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