La mirada de mi niño
con lágrimas se abrillanta
y muestra su dolor
al derramar su cristal.
La mirada de tus ojos
me arranca un suspiro
delata tu amor
que nunca has compartido.
La mirada de tu alma
que busca y no encuentra...
¿Qué buscas? ¿Qué quieres?
¿Nunca lo sabrás?...
La mirada del poeta
hacia el alma se dirige,
está perdida porque lee
sentimientos dentro de sí.
La mirada del jefe
que asusta y hace huir,
me detiene y subyuga
con crueldad y autoridad.
La mirada enemiga
nublada por el odio,
ciega y dolorida
me ahuyenta y me lastima.
La mirada atrayente
de unos ojos sin igual...
¡Caigo bajo su hechizo
y mi corazón vuelve a amar!
Mirada del distraído
ensimismado en sus cosas
disimulando atención,
pero por la galaxia, de viaje.
Mirada de los orgullosos
que están satisfechos
porque son pedantes
y tienen todo bien hecho.
Mirada de los curiosos
que no se pierden detalles
de mi figura y vestiduras...
¡Qué caraduras!
Tu mirada me ignora...
¿Miras más allá?
¿Eres genio o adivino?
¿El destino me dirás?
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 06-05-03
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