BIENVENIDOS A "LIBELULARIAS" CON LOS TEXTOS LITERARIOS DE MARTA ALICIA PEREYRA BUFFAZ.

Iniciado el sábado 4 de octubre de 2008 en la ciudad de Morteros, provincia de Córdoba, República Argentina y aquí continúo.

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jueves, 18 de diciembre de 2008

180. MI ENCUENTRO CON LA LECTURA



.....Mi encuentro con la lectura está ligado con la política.
.....Allá por 1955 cursaba 1º grado inferior en la escuela provincial “Mariano Fragueiro” en la ciudad de Córdoba donde usábamos el libro de lectura “Alelí” de Editorial Estrada que tenía una cartilla en un papel de menor calidad. En el libro había textos donde se leían loas al entonces Presidente de la República Argentina Juan Domingo Perón y a la primera dama Eva Duarte de Perón. Seguramente que, por exigencia gubernamental, se agregaron esas páginas sin guardar coherencia con el resto; pues recuerdo mi estupor cuando contemplaba el libro y sus ilustraciones mostrando escenas de familias muy acomodadas, con niños que poseían juguetes insólitos para mí, porque mi posesión más preciada era una muñeca de goma que se renovaba, anualmente, los Días de Reyes.
.....Con el tiempo, deduje cuán importantes son las imágenes para un niño pues yo trataba de imaginarme como integrante del mundo que mostraban esas figuras asépticas y me resultaba un universo sin ningún asidero en la realidad que conocía por mi experiencia, por lo tanto detectaba un extrañamiento que no sentí más adelante en mi atracción por la imagen, especialmente, del arte.
.....Usamos la cartilla bastante poco y el libro hasta el mes de septiembre, precisamente el 16 de septiembre de 1955 que iba a quedar grabado en mi memoria para siempre porque los niños tuvimos que abandonar la escuela muy rápidamente azuzados por las maestras que nos advertían sobre amenazas de posibles bombardeos a la plaza Lavalle del barrio “San Vicente” situada al frente de la escuela.

.....Había estallado la autotitulada “Revolución Libertadora” que derrocó al Presidente y había comenzado, precisamente, en Córdoba.
.....Por supuesto, comprobamos que el transporte colectivo de pasajeros había desaparecido de la ciudad y tuvimos que volver caminando a nuestros hogares con otras compañeras; creo que el miedo fue el gran impulsor de mis piernas y de la orientación de mi pequeña persona que contaba con 6 años.
.....Guardo entre mis más terribles recuerdos, los de aquella revolución porque duró varios días (del 16 al 21 de septiembre de 1955) más sus horrendas noches con inminencias de bombardeos y las marchas militares en la radio. Mientras tanto en el estómago teníamos un nudo que se ajustaba con más fuerza cuando los aviones sobrevolaban la casa, les mirábamos sus grandes vientres de metal y las hélices que giraban rugiendo como fieras. El hambre lo habíamos perdido bajo ese nudo de angustia y dramatismo lo mismo que las conversaciones.
.....Todos los excesos gubernamentales anteriores cambiaron por otros excesos –como siempre ocurrió en este país- y el uso de mi primer libro de lectura quedó marginado de la escuela. Sólo pude usar la cartilla, a la que los años le robaron su cubierta, y allí aprendí a leer con el agregado de copias ilegibles confeccionadas en mimeógrafo por la maestra con extensos vocabularios para memorizar. En otras escuelas, hubo actos de secuestro y quema de aquellos libros que adoctrinaban a los niños con alabanzas a Perón. Esos mismos libros son buscados, en la actualidad, por coleccionistas de elementos de aquel gobierno caracterizado por el autoritarismo y se pagan pequeñas fortunas por ellos. Mi querido primer libro de lectura permanece entre mis otros muchos libros y ha realizado excursiones para testimoniar los hechos de aquellos días a clases de Historia Argentina o charlas sobre ese tema.
.....Luego, seguí leyendo y leyendo hasta el día de hoy. En mi niñez, las revistas infantiles de la época, como “Mundo Infantil” y “Billiken”. De ellas recuerdo “La vendedora de fósforos”, un conmovedor cuento de Hans Christian Andersen.
.....También leía y me asomaba al mundo que presentaban los libros de lectura, obligatorios en cada grado, y los libros de cuentos heredados de mis primas.
.....Mi papá se hacía rogar un millón de veces para contarnos alguna vez el cuento “Rompelimpón”; después pude averiguar que fue recopilado por los hermanos Grimm y, también, titulado “El Enano Saltarín” o “Rumpelstilzchen”. Mi mamá nos nutría con anécdotas familiares que yo escuchaba sin pestañear.
.....En aquellos años el consumismo no existía y la norma era la escasez de todos los elementos, especialmente el dinero.
.....La insuficiencia de libros no la sentí nunca pues en mi casa había pilas de revistas “Leoplán”, que había adquirido mi papá en su juventud, así como “Selecciones del Reader’s Digest” y “Hobby” ya que tenía la pasión por la filatelia. De estas revistas de las décadas de 1930 y 1940 continuó la colección de las Selecciones. También tuvo otra colección, pero no recuerdo el nombre, con el tiempo se la regaló a un tío. Con mis hermanos nos pasábamos largas horas manipulando, apilando y jugando con esas revistas. Las hojeábamos y más adelante, las fui leyendo durante mi niñez y preadolescencia, especialmente, “Leoplán”, del que guardo queridos recuerdos pues traía hermosas novelas como “El conde de Montecristi”, “El jorobado de Notre Dame” o “El fantasma de la Ópera” que me hacían soñar y emocionar. ¡Qué pérdida fue la de aquellas añoradas revistas Leoplán que perecieron en el oleaje del Tiempo!
.....Rememoro que me regalaron una colección de minilibros dentro de una cajita, de los que rescato del tiempo “El Congreso de los Ratones”. Poseí algunos cuentos como “El soldadito de plomo” (tal vez era para mis hermanos), adaptaciones de cuentos de Horacio Quiroga, la “Leyenda de la Yerba Mate”, “Alí Babá y los 40 ladrones” y otros cuyos nombres no recuerdo.
.....
.....Cuando nos mudamos a Cosquín, ya tuve más dominio de la lectura. Esperaba la llegada del Billiken y, además, comencé a devorar historietas que se editaban en México con los personajes de Disney y otros como Superman, Marvila (la mujer Maravilla), la ingenua Periquita, el inolvidable Flash Gordon, la romántica Susy, las biografías que traían Vidas Ilustres y Vidas Ejemplares y muchas más. Luego de leerlas, las intercambiábamos son los chicos del barrio, esto originó el desarrollo de un importante tráfico revisteril. Con el paso del tiempo, esas lecturas y canjes mutaron en las más adecuadas a la adolescencia (todos los chicos crecíamos al mismo tiempo por suerte) como Dartagnan, Intervalo y El Tony donde podíamos leer novelas o películas adaptadas al formato de la historieta.
.....En esa época fueron apareciendo algunas fotonovelas, revistas para mujeres que tenían o compraban mi mamá o tías como Chabela o Damas y Damitas. También caí bajo el influjo de las novelitas rosas y la best seller del momento: Corín Tellado. Tampoco desprecié las novelitas del “far west” ni policiales de bolsillo.
.....Mi papá nos compró Enciclopedias y libros de Arte, pues yo hacía conocer mis inclinaciones por el dibujo y la pintura.

.....Con el tiempo, fui adquiriendo y leyendo otros libros, además de los que usaba en el colegio.
.....Cuando terminé mi magisterio, pensé que lo más conveniente era seguir estudiando el Profesorado de Lengua en la Universidad para poder leer más y comprender mejor lo que leía. Ahora le agregué la escritura.
.....¿No aconsejan que se debe elegir una profesión de acuerdo a la vocación? Yo la elegí para seguir haciendo lo que siempre hice: leer, escribir, enseñar y aprender.









Marta Alicia Pereyra
Morteros, 20-09-08

2 comentarios:

Alma dijo...

Es una delicia leerte: Detallas tan bien tus vivencias, pasiones y aficiones que dejas un agradable sabor a buena literatura.
Seguiré leyendo tu blog.
Un abrazo amiga.
Alma

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

Almita, qué alegría leerte por aquí.
Vas a tener que crear tu blog.

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