Ciega y a tientas,
encierro
la soledad
y las tinieblas
en mi asfixia.
¿Encuentro mi vida
o la desencuentro?
Entre cuatro paredes
tanteo el espacio,
se me escurren
…………………..las esperanzas,
…………………..el entendimiento,
…………………………………………la hermandad,
…………………………………………la luz…
Me atan mordaza,
me ciñen tobillos,
las manos me esposan,
me aprisionan,
me oprimen…
caigo
……………….y caigo
…………………………….hasta
…………………………….el fin.
Sólo quiero ver el sol,
palpo un útero de mentiras,
vuelvo a ser parida,
rompo el muro de dolor
y mis manos
se hunden allí,
en la cáscara del huevo
del espanto y la humillación.
Una y otra vez golpeo,
…………………….ya logro pasar…
Seré dada a luz
………………y encontraré la verdad.
…………………………..Me queda ese anhelo.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 20-04-08
encierro
la soledad
y las tinieblas
en mi asfixia.
¿Encuentro mi vida
o la desencuentro?
Entre cuatro paredes
tanteo el espacio,
se me escurren
…………………..las esperanzas,
…………………..el entendimiento,
…………………………………………la hermandad,
…………………………………………la luz…
Me atan mordaza,
me ciñen tobillos,
las manos me esposan,
me aprisionan,
me oprimen…
caigo
……………….y caigo
…………………………….hasta
…………………………….el fin.
Sólo quiero ver el sol,
palpo un útero de mentiras,
vuelvo a ser parida,
rompo el muro de dolor
y mis manos
se hunden allí,
en la cáscara del huevo
del espanto y la humillación.
Una y otra vez golpeo,
…………………….ya logro pasar…
Seré dada a luz
………………y encontraré la verdad.
…………………………..Me queda ese anhelo.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 20-04-08
3 comentarios:
Es un poema delicioso. Tanta corporeidad, tan bien contada. ¿Sabe que me ha recordado a uno de mis poemas favoritos: La madre de Dante, del poeta griego Sikelianós?:
LA MADRE DE DANTE
Como vacía, en su sueño le pareció Florencia,
cuando despunta el alba,
y que, lejos de sus amigas, en soledad
erraba por las calles.
Y tras ponerse su vestido nupcial de seda,
y los velos de lis,
vagaba por las encrucijadas, y en el suelo
le parecía nueva cada calle.
Y en los cerros que bañaba un aura matinal de primavera,
como ejambresl ejanos
lentos y hondos doblaban los agonizantes campanarios
de las ermitas.
Y de pronto, como si se enconrara dentro de un jardín,
en el aire más blanco,
de un jardín vestido de novio, y lleno de naranjos y manzanos,
de una punta a la otra,
y mientras la arrastraban las fragancias, le pareció que se acercaba
a un alto laurel,
en el que un pavo, saltando de peldaño en peldaño,
subía hasta su cima.
Y alargaba su cuello a una y otra rama
rebosante de bayas,
y se comía una, cogía otra y la tiraba al punto
desde la rama al suelo.
Su delantal bordado alzó involuntariamente
en la sombra, hechizada...
y he aquí que al instante se hizo pesada, cargada
de rizadas bayas.
Del esfuerzo del alba, reposó así un momento,
en una nube fresca...
y sus amigas, alrededor de la cama, estaban esperando
para acoger al niño.
Gracias, Francisco, por tu visita y demorarte para comentarme y regalarme tan bellos versos -nuevos para mí- que me halagan e incentivan a continuar peleando con las letras.
Marta, amiga, este poema es de lo mejor que he leído tuyo, me parece muy original, muy hermoso dentro de esa tristeza que nos envuelve, pero me ha encantado. Es de una belleza sin fin. Te felicito amiga, y quiero seguir leyéndote en ese camino y con esa fuerza. Un beso y siempre mi amistad y cariño, además de admiración.
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