.....Día tras día, una sirena cantaba entre las rocas de la orilla del mar, pero era tan desentonada en todas sus canciones que hasta los cangrejos medio sordos se tapaban los oídos con sus pinzas para no escucharla y se zambullían en el agua. Milena, que así se llamaba la rubia sirenita, vocalizaba todas las tardes con su profesora de canto y se hacía gárgaras con agua de lluvia para mejorar su afinación, pero lo hacía cada vez peor. Por eso, todos los marineros que por allí llegaban, se escapaban en sus barcos a toda vela o, en el peor de los casos, remando sin parar ya que en aquellos lejanos tiempos no había barcos de vapor ni con ningún tipo de motor como hay actualmente. ¡Ni qué hablar de los piratas, quienes siempre se enamoran de las sirenas! No quedaba ningún corsario ni bucanero ni filibustero ni aventurero lobo de mar en los alrededores de su roca pues huían horrorizados cuando ella comenzaba su canción. Todas esas huidas apresuradas y desordenadas causaban tal caos que las naves se chocaban entre sí y se hundían en el fondo azul del mar con todos los tripulantes a bordo.
.....Milena, que era desafinada pero de buen corazón, estaba muy triste y de sus ojos verdemar brotaban lágrimas de angustia hasta que una tarde inolvidable, cuando practicaba su canción, llegó un bergantín desde un lejano país. Ella vio que no escapaba como los demás y descubrió en la proa unos ojos soñadores y oscuros como la noche, entonces se quedó muda de la emoción y se olvidó la letra de su canción. Esos ojos de mirada aterciopelada eran los del Capitán Cormorán. Él ya se había enamorado de esa sirena de boquita de coral desde que la descubrió con su catalejo tomando sol sobre su roca cuando se acercaba a esa playa del océano.
.....Milena y el Capitán Cormorán fueron tan, pero tan felices con su amor que la sirena recuperó la afinación para cantar. Como ella siempre conservó su cola de pez, vivieron en la playa y en el bergantín por muchísimos años y viajaron por remotos países donde querían escucharla cantar.
.....Ella cantó con inmenso entusiasmo hasta llegar a ser la mejor y se hizo famosa en todas las playas del anchuroso mar.
.....Milena, que era desafinada pero de buen corazón, estaba muy triste y de sus ojos verdemar brotaban lágrimas de angustia hasta que una tarde inolvidable, cuando practicaba su canción, llegó un bergantín desde un lejano país. Ella vio que no escapaba como los demás y descubrió en la proa unos ojos soñadores y oscuros como la noche, entonces se quedó muda de la emoción y se olvidó la letra de su canción. Esos ojos de mirada aterciopelada eran los del Capitán Cormorán. Él ya se había enamorado de esa sirena de boquita de coral desde que la descubrió con su catalejo tomando sol sobre su roca cuando se acercaba a esa playa del océano.
.....Milena y el Capitán Cormorán fueron tan, pero tan felices con su amor que la sirena recuperó la afinación para cantar. Como ella siempre conservó su cola de pez, vivieron en la playa y en el bergantín por muchísimos años y viajaron por remotos países donde querían escucharla cantar.
.....Ella cantó con inmenso entusiasmo hasta llegar a ser la mejor y se hizo famosa en todas las playas del anchuroso mar.
Entre canción y canción,
la sirena desentonada
vivió con emoción
y siempre enamorada
cantando esta canción:
“Soy la sirena Milena
canto al amor en las playas
nado en el mar sin desmayo
con mi amado Capitán
don Diego Cormorán.”
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 26-01-07
4 comentarios:
Precioso libélula… me encanto pasar a leerte.
Besos
Gracias, Rosarito.
Estoy en deuda con vos.
Linda libélula..me encantó leerte
¡¡Gracias, Mary!
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