BIENVENIDOS A "LIBELULARIAS" CON LOS TEXTOS LITERARIOS DE MARTA ALICIA PEREYRA BUFFAZ.

Iniciado el sábado 4 de octubre de 2008 en la ciudad de Morteros, provincia de Córdoba, República Argentina y aquí continúo.

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domingo, 9 de mayo de 2010

240. PERSEO, UN HÉROE MÍTICO (Renarración del mito de Perseo)

Perseo (1554), bronce 320 cm altura del florentino Benvenuto Cellini (1500-1571).
El Perseo degollando a Medusa, fundido en 1554 a su retorno de Francia, es, no sólo por la gallarda actitud del héroe, personificación del triunfo de Cosme I de Médicis sobre sus oponentes republicanos, sino también por el elaborado pedestal marmóreo con arpías y máscaras entre las que se abren cuatro hornacinas con dinámicas y elegantísimas figuras alusivas al mito de Perseo, una de las cimas expresivas del Manierismo maduro, excelso en el relieve de La Liberación de Andrómeda hoy en el Museo Bargello.


Los griegos antiguos contaban que en Argos, ciudad de la península del Peloponeso, vivía el rey Acrisio, hijo de Abante y Aglaya, con su preciosa hija llamada Dánae. Un día, el rey preguntó al oráculo por qué no tenía hijos varones y le respondió que no los tendría, pero que se cuidara porque su único nieto le causaría la muerte.

Entonces, Acrisio tomó la cruel precaución de confinar a su hija púber con su nodriza en una torre, pero fue en vano porque el enamoradizo Zeuz, dios del cielo y el trueno, la descubrió, se prendó de su belleza y se presentó ante ella como una envolvente lluvia de oro, la fecundó y le dio un hijo al que llamó Perseo. El sirviente que les llevaba los alimentos, escuchó el llanto del niño y alertó a Acrisio quien, aterrorizado ante el nacimiento de su nieto, decidió acabar con ellos y los encerró en un arca de madera que arrojó al mar para que se ahogaran. Para ayudar a su hijo, Zeuz le pidió a su hermano Poseidón, dios del mar, que calmara las aguas y los condujera a tierra. El arca llegó a la playa de la isla Sérifos donde un pescador llamado Dictis los halló, les dio refugio y crió al niño como a un hijo. El tirano de la isla, Polidectes, hermano del pescador, se apasionó por la hermosa Dánae y la quiso hacer su concubina, pero ella no aceptó. Para librarse de Perseo, que contaba 16 años, y le impedía tomar por la fuerza a su madre, Polidectes le exigió un caballo de regalo, pero como el muchacho era pobre, le prometió que le traería la cabeza de la Medusa, la única mortal de las tres espantosas Gorgonas con serpientes en lugar de cabellos, garras y dientes de jabalíes que podía convertir en piedra a quienes las miraran. El tirano aceptó con entusiasmo porque estaba seguro del fin del joven. Como Perseo amaba profundamente a su madre y era un joven valiente y sensible, emprendió el camino. Zeuz, su padre, lo protegió en su empresa y solicitó la ayuda de Hermes, el mensajero de los dioses, que le dio una hoz de bronce para que le cortara la cabeza a Medusa. Atenea le regaló un escudo tan brillante como un espejo y le aconsejó sobre las tareas que debía realizar.

En seguida, Perseo fue a ver a las hijas de Forcis, las Grayas, que vivían en el monte Atlas y eran tres viejas brujas guardianas del camino que llevaba hacia sus hermanas, las Gorgonas. Esta trinidad tenía un solo ojo y un solo diente para las tres; cuando una de ellas los usaba, las otras dos dormían así que él se los sacó con la falsa promesa de su devolución, así fue como ellas le confesaron dónde residía Medusa; luego, el trío se quedó dormido.

Pero Perseo necesitaba y obtuvo algunas cosas más que guardaban las náyades o ninfas de la laguna Estigia: unas sandalias con alas para poder volar, un zurrón mágico para guardar la cabeza de Medusa y el casco del dios Hades que hacía invisible a quien lo llevara.

Llevando todos los objetos que consiguió voló con sus sandalias al país de los Hiperbóreos, donde estaban las Gorgonas dormidas entre los restos de los hombres que se habían quedado petrificados por mirarlas. Cuidando de no despertarlas y usando su escudo como espejo para no mirarlas directamente a la cara, buscó a Medusa. Una vez reconocida, una de las serpientes de la melena se sobresaltó despabilándola; sin embargo, antes de que pudiera darse cuenta de su presencia, se colocó el casco que le proveía la invisibilidad, de manera que al no ver nada fuera de lo común, retornó a su sueño. Una vez que se halló dormida, Perseo la decapitó con la hoz de Hermes; luego, de su cuello o de su sangre nacieron Pegaso, el caballo alado, y el guerrero Crisaor, como hijos de Poseidón.

Perseo de B. Cellini: detalle de Medusa.

Ya de regreso, Perseo se encontró con el titán Atlas, condenado a cargar con el peso de los cielos en sus hombros. Al verlo, el titán le pidió ayuda para acabar con su insoportable sufrimiento, suplicándole que le permitiera ver la cabeza de Medusa. Perseo se apiadó y le mostró la cabeza del monstruo. Así, Atlas quedó convertido en la montaña que lleva su nombre.

El héroe continuó con su camino de regreso, pero, mientras sobrevolaba por Etiopía, pudo ver a una desnuda muchacha de extremada belleza que lloraba encadenada a una roca. Cuando se le acercó, ella le confesó que se llamaba Andrómeda, hija de Cefeo, rey de Etiopía y de Casiopea. Su castigo se debía a que su madre, estimó que ellas eran más bellas que cualquiera de las ninfas del mar y esas palabras despertaron la ira de las deidades del océano que se quejaron ante Poseidón, quien respondió provocando tempestades y tormentas y creando a Cetus, un monstruo que devoraba a quien encontrase en su camino. Para acabar con esta situación, el rey Cefeo consultó al oráculo quien le indicó que debía inmolarle a la bestia, a su única hija Andrómeda y así lo había hecho. Mientras ella le refería sus penurias, entre las olas del mar apareció un monstruo que avanzaba hacia Andrómeda. Entonces, Perseo con sus sandalias voladoras o, tal vez, cabalgando sobre Pegaso, se elevó muy alto en el cielo y se arrojó sobre la bestia, sacó la cabeza de Medusa, confundió a Cetus y lo decapitó con un golpe de hoz y se hundió en las aguas. Entonces, Perseo liberó a Andrómeda y la llevó con sus padres quienes aceptaron que se casaran, aunque después de derrotar a Pireo, un pretendiente de su amada, y sus soldados mostrándoles la cabeza de Medusa, los convirtió en piedras; antes les había ordenado a los suyos que cerraran los ojos.

Perseo se apresuró a volver a Sérifos donde se encontraba su madre Dánae refugiada en un templo porque Polidectes no había cumplido su palabra de no perseguirla. Lleno de ira, fue a buscar a su enemigo quien estaba ofreciendo un banquete; una vez delante de él, sacó la cabeza de Medusa y los convirtió en un círculo de pedruscos.

Luego, le regaló la cabeza de Medusa a Atenea, que desde entonces la luce en su escudo, y le pidió a Hermes que devolviera el casco, el zurrón y las sandalias a las náyades o ninfas de la laguna Estigia.

Perseo y Andrómeda se fueron a Argos a conocer a Acrisio, abuelo de Perseo. Cuando Acrisio se enteró de que su nieto estaba por regresar, huyó de Argos hacia Larisa, en Tesalia para evitar la profecía.

Perseo no pudo conocer a su abuelo. Pero un día fue invitado a tomar parte en unos juegos fúnebres organizados por el rey Teutámides de Larisa, donde también había asistido su abuelo Acrisio que estaba entre los espectadores sin saber que su nieto era uno de los competidores. Cuando le llegó el turno del lanzamiento del disco, un golpe de viento enviado por los dioses desvió el disco de Perseo hacia la cabeza de su abuelo. El golpe le causó la muerte y así se cumplió la predicción del oráculo.

Perseo sintió tanta pena que no quiso seguir gobernando su legítimo reino, Argos. Por eso, intercambió los reinos con su vecino y tío, y construyó para sí la ciudad poderosa de Micenas, en la que vivió largo tiempo con su familia. Cuando murieron, Zeus los convirtió en las constelaciones que tienen sus nombres.






Marta A. Pereyra
Morteros, 03-05-10

10 comentarios:

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Buena ésta Renarración del mito de Perseo, ésta estatua se exibe en la Galería de los Oficios en Florencia, es muy imponente.

Gracias por compartirnos ésta narración y cariños


María Pilar

Ian Welden dijo...

Maravillosa joya de arte querida Marta.
Me ha impresionado y emocionado mucho.

Un abrazo primaveral.

íAN.

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

Gracias, queridos amigos, por dejar sus huellas en mi blog.

bibliotecaria dijo...

Muy buena entrada amiga, como todas las de tu blog. Está muy completo. Saludos. Te espero por mi Antología.

Isabel Barceló Chico dijo...

Preciosa la narración que has hecho del mito. Un abrazo muy fuerte.

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

Muchas gracias, bibliotecaria e Isabel, por su paso por mis letras y por su comentario.

bibliotecaria dijo...

Debido a un error de google, no puedo publicar tu comentario en Antología Literaria. Me salta error bX-6t5z2i
Te pido disculpas. Espero se solucione.

BELMAR dijo...



"Palimpsesto" es más que un concepto, es mi forma de trabajo literario: siempre escribiendo y reescribiendo sobre el mismo papel, el mismo entorno. Mejorando o desmejorando cada personaje, cada obsesión redimida y enriquecida hasta llegar a ser árbol del mismo bosque.

Julie Sopetrán dijo...

Hola Marta, genial tu narración de mitología, me encantó leerlo, una delicia, como siempre. Un abrazo, Julie

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

Muchas gracias, amigos por sus comentarios.

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