Las tierras del trópico, húmedas en su verdor lujurioso, alimentaron la imaginación de los habitantes originarios y la mente afiebrada de los españoles que llegaron persiguiendo sueños que los predisponían a ver grandezas y exageraciones en una realidad que, muchas veces, era miserable. Fue así que algunos de aquellos cronistas de Indias que oían algunas descripciones de animales nativos sin haberlos visto, les daban su pincelada de creatividad y los convertían en bestias fantásticas.
Así ocurrió con los caimanes, cocodrilos o cocatrices, a los que dieron renovada identidad: la de cocodragones. Estas bestias feroces eran gigantes de ocho metros, aunque también los había enanos. Tenían un hocico desmesurado provisto de dientes filosos como dagas y colmillos aterradores. El lomo, un caparazón verdinegro con erizadas placas pétreas, se hacía más angosto hacia la cola. Esta extremidad terminaba en unas cinco o seis púas ponzoñosas que formaban un abanico cuando las levantaba enfurecido. La barriga, de coloración más clara, era de menor resistencia. Esta mole terrorífica era sostenida y movida por cuatro patas con unas garras espantosas que le permitían caminar en tierra y nadar en aguas caudalosas, dulces o saladas. En la natación, se ayudaba con el par de patas traseras cuyas garras unía una membrana. Desde el agua acechaba camuflado entre los troncos que flotan hasta que se le acababa la paciencia.
Esta bestia, que algunas tribus de la selva profunda de América llaman Protector de la Fauna Fluvial, sobrevuela las frondas y los pantanales con un par de gruesas alas que le brotan en sus flancos como las grandes hojas del tallo de una planta. Desde el aire puede vigilar y aniquilar a sus presas con su aliento de fuego fétido hasta carbonizarlas en un soplo, según lo atestiguan con temor.
Los idólatras que lo invocan y le rinden culto, atesoran sus restos que muelen hasta hacerlos impalpables y los incorporan a brebajes que consumen por sus propiedades afrodisíacas.
He llegado cerca de un riacho entre la maraña selvática, hasta esta especie de alero donde me protejo de la lluvia y envío esta información por mi teléfono satelital a mi superior, el Dr. Kosiak del Instituto Latinoamericano de Zoología de la ciudad de Paraná, pero parece no haberla recibido.
Algo me interrumpe y percibo un rumor que me hiela la sangre… ¿De qué me habrá servido indagar tantos datos?… ¡Ahora lo veo frente a mí!... ¡Es él! Y… abre sus fauces desmesuradas para atacarme… ¡Dios mío... ayúd…
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 11-08-11
26 comentarios:
Buen relato.
En realidad, hay una corriente de opiniòn que sostiene que los dragones, en realidad, SI existieron.
Un abrazo.
Gracias, Gaucho.
Todos estos monstruos existieron en la realidad para mucha gente. Por eso llegaron hasta nosotros.
Muy bonita la narrativa.
un abrazo.
Hola querida Marta, bonito cuento, lleno de descripciones del lugar ,de las formas y colores..hermoso relato.
Un beso.
Gracias,Ricardo y Elsita, por dejarme sus comentarios.
JAJAJAJA!!!!
Eres sencillamente GENIAL!!!!!
Buena narración, bien pintadas las palabras con imagenes vivas
Y el final? jajaja
Espero que hayas corrido lo suficiente en la pagina para que no te alcanzara el aliento de fuego jajaja
BESOTESSSS y lindo finde!!!
Gracias, Gisela, por tus palabras.
Se ve que no te dio nada de miedo... jeje
Me parece que lo leíste completo, se ve que no es tan aburrido... jeje
Encantada de conocerte, Marta. Tienes un blog precioso, cuidado y lleno de belleza.
Me ha gustado este cuento con anclaje en antiguas leyendas. Muy bien final.
Un abrazo fuerte, gracias por tus amables palabras en mi cobijo, por tu presencia allí y, con tu permiso, por aquí me quedo para acompañarte.
Gracias, Isabel, por devolver mi visita a tu blog lleno de memorias de otros tiempos con esas fotos maravillosas que sacas.
Me alegra que hayas venido.
Hola, preciosas letras van desnudando la integral belleza de este blog, si te va la palabra elegida, la poesía, te invito al mio,será un placer,es,
http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
gracias, buen día, besos truhanes...
Atentamente he venido a saludarte y desearte que la semana que comienza sea hermosa y llena de color, donde la ilusión te dibuje todo aquello que le sea un favorable acontecimiento para todos los que te rodean.
Un ramo de rosas dejaré en tus manos para que su aroma sea un referente de mi afecto hacia ti.
Te sigo y no te olvido puesto que los sentimientos no entienden del espacio tiempo, ni de las distancias.
TQ.
María del Carmen
Gracias, Gatita, por tu visita.
Hola querida Marta, paso a saludarte pues hacía ya tiempo que no venía por estos lares...
Un beso.
¡Gracias, querida Elsa, por tu saludito!
Ya me verás por tus blogs.
Besos.
Me ha encatado tu relato. ¿Es verdad o fantasía? Espero que sea fantasía, sobre todo por el final...¡Qué imaginación!
Un beso y ya sabes que te sigo.
Me ha gustado tu relato y su terminación espontánea y risueña.
Gracias por tu entrada a mi poema "NIDO DE ORO" dejado en BIBLIOTECARIA.
Felices días.
Saludos afectuosos.
Leonor.
Gracias, Antonia y Leo, por sus palabras.
Espero volver a verlas por aquí.
hola y gracias por seguir mi blog...
interesantísimo relato!con todos los condimentos,preciosos...gracias!
lidia-la escriba
Gracias, Lidia, por tu visita y tus palabras.
Excelente narrativa la tuya. Bueno, no me sorprende porque eres como el rey Midas que todo lo que tocara se transformaba ebn oro.
Hay que tener cuidado con los dragones pero tú ya sabes como domarlos.
Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí Marta Alicia.
Hay una atmósfera tranquila y sabia.
Un abrazo enorme desde København,
Ian.
Buen relato.
Un saludo
ESTIMADOS HERMANOS:
Solicito mi consagracion divina de mi ser con el calendario azteca humano porque soy el avatar del Dios azteca Ometecuhtli y del Dios azteca Tonacatecuhtli.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.
ESTIMADOS HERMANOS:
Solicito mi estado de teofanía divina de mi calendario azteca humano que me consagraron divinamente.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.
Gracias, Ian y Tratoteca, por su generosidad.
Se me ha metido un dios o su avatar y no sé qué hacer con él.
Me gustan los mitos, pero como literatura. No esperaba divinidades por estos lares, Sr. Anónimo.
Me hizo gracia el final. El texto me hizo recordar a las expediciones de los conquistadores en el Amazonas, cuando imaginaron sirenas al divisar en la lejanía a los delfines rosados.
Saludos.
Publicar un comentario