En el páramo del mundo,
el hombre.
En el hombre,
el llamado seminal de su pulso.
En su pulso,
un pedestal.
En el pedestal,
una mujer.
En la mujer,
unos senos.
En los senos,
la fuente de leche.
La fuente de leche
en un mito.
Ese mito fecundo
en el paraíso.
El paraíso en el más allá,
debajo de un arco de nubes
donde el sol se encadena a la vida.
La leve vida perdurará
ciega, sorda y muda
aferrada al instinto del amor.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 29-11-05
el hombre.
En el hombre,
el llamado seminal de su pulso.
En su pulso,
un pedestal.
En el pedestal,
una mujer.
En la mujer,
unos senos.
En los senos,
la fuente de leche.
La fuente de leche
en un mito.
Ese mito fecundo
en el paraíso.
El paraíso en el más allá,
debajo de un arco de nubes
donde el sol se encadena a la vida.
La leve vida perdurará
ciega, sorda y muda
aferrada al instinto del amor.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 29-11-05
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