En tus ojos se acunó el cielo
y tu piel sintió el sol,
el Sol de cuatro mil días
y la Luna de cuatro mil noches.
El calor te sembró guijarros de sudor
y las heladas te dibujaron filigranas.
Tus cabellos claros peregrinaron
por el suelo y por los arroyos;
se volvieron nido de ojos oscuros
y aletearon manos silvestres
sobre tu frente.
Tu boca saboreó besos de canela.
El desierto esculpió
la pasión en tu torso viril,
fuerza en brazos fornidos
y coraje en tus piernas de felino.
En las hogueras aprendiste
otros deseos y otra lengua.
Tu memoria se perdió
en el laberinto de la tribu
y no hallaste el filo del recuerdo.
Hoy es volver y encontrar el pasado
en tu destino partido en dos.
Tu cuchillito de mango de asta
hizo presente aquel recuerdo.
Mañana volverás a tu destino
donde nace el viento.
Recreación del personaje "El Cautivo" de J. L. Borges.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 11-07-06
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