BIENVENIDOS A "LIBELULARIAS" CON LOS TEXTOS LITERARIOS DE MARTA ALICIA PEREYRA BUFFAZ.

Iniciado el sábado 4 de octubre de 2008 en la ciudad de Morteros, provincia de Córdoba, República Argentina y aquí continúo.

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jueves, 23 de octubre de 2008

59. CARTA DE AMOR DE 1947



Villa María, 15 de septiembre de 1947.


Mi querida Avelina:

¡Cómo quisiera correr junto a ti para escuchar de tus labios que me has extrañado, que me quieres un poquito más y que también ansiabas estar conmigo!

Hoy domingo, como no he podido viajar a visitarte, me he puesto, durante la tarde, a releer todas tus cartas que conservo con particular e inmenso cariño. La primera de ellas está fechada el 2 de julio de 1946, día en que comenzó nuestro intercambio epistolar. Ésa y varias más me las dirigías con solemnidad exagerada: “Señor Federico Hipólito ...” “De mi mayor aprecio”. Con un estilo semejante lo hacía yo. Ahora, apenas si ha pasado un año y ya nuestras cartas son diferentes porque hemos sabido, quizás, interpretar el mutuo cariño de nuestros corazones. Quizás porque has comprendido el inmenso amor que siento por ti, mi amada Avelina. No quiero dudar que me quieres, que me amas de verdad, que en tu corazón sientes con tristeza el momento en que me separo de ti.

Día a día mis ilusiones y mis anhelos están puestos en ti porque siento que mi alma está inundada de tu ser, de tu afecto y de tu pasión al saber que me perteneces, que me quieres y que deseas ser enteramente mía.

Amada mía, sé que me quieres, pero eso no es suficiente para que dos personas se unan eternamente. Es necesario que me comprendas, que me toleres y que nunca haya asperezas entre nosotros. No me agradaría que vieras alguna falla, algún defecto y no tuvieras la confianza de observármelo, más si sufrieras al callarlo. Hemos llegado a tenernos tal confianza por nuestro amor que nos vemos sin reservas y de igual a igual, pues es imprescindible que nos conozcamos sencillamente como somos, sin afectaciones y con sinceridad. De esta manera, nuestro cariño no tropezará, después, con asperezas que puedan producir resquemores entre mi cariño y el tuyo.

Te llamará la atención que te diga todo esto ahora, pero es necesario que nos comprendamos bien y estemos preparados para el feliz día en el que unamos nuestras vidas, como ya lo están nuestros corazones y nuestras almas. Esta reflexión me la ha sugerido la frialdad de nuestras cartas que no parecen de enamorados prontos a comprometerse el 28 de este mes y dispuestos, Dios mediante, a unirse en la vida con el bendito sacramento del matrimonio.

Me extraña que todavía no seas confidente conmigo hablando personalmente y, en cambio, lo eres, aunque no en la medida de mis deseos, cuando me escribes. Me llama la atención tu pudor para hablarme de nuestro amor cuando estamos juntos, con la misma soltura e intimidad con que lo haces en tus cartas y estos me hace pensar que no adquieres, que no tienes o que no logro infundirte la confianza que es necesaria para la unión espiritual durante nuestro noviazgo antes de la unión matrimonial. He de decirte que aún me parece que me trataras con reserva, con respeto o como a un amigo en tu manera de actuar, en tu conversación y en la poca intimidad que nos rodea cuando nos vemos.

Esta “explosión” de mis sentimientos quiero que la entiendas bien y que la tengas siempre presente. He comprendido tu interés por pertenecerme cuando hablabas de nuestro casamiento y los sacrificios que te has impuesto para hacer tu ajuar de novia y el de nuestro futuro hogar que me has enseñado durante mis últimas visitas y estoy complacido por ello.

Darás afectuosos saludos míos y de mi familia para la tuya y vos recibe la seguridad de mi amor y muchos, muchísimos besos.




Federico


Marta Alicia Pereyra
Morteros, 12-02-05


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